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2,800 ft
2,070 ft
0
2.2
4.3
8.69 mi
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near Navallar, Madrid (España)
Esta ruta nos lleva a conocer varios de los ejemplos de patrimonio fluvial que se conservan en el tramo del río Manzanares que corresponde al término municipal de Colmenar Viejo, más concretamente tres de sus puentes y las ruinas de un par de molinos y de un batán, construcciones que antaño usaban la fuerza motriz de las aguas para las industrias de la molienda del cereal o del abatanado de los paños de lana.
Arrancamos junto a la presa del Grajal, construcción de principios del s. XX realizada por Hidroeléctrica Santillana con el doble objetivo de suministrar agua y energía eléctrica a los pueblos de la cuenca del río Manzanares y barrios de la zona norte de Madrid capital, aunque compitiera en dichos objetivos con otras construcciones hidráulicas coetáneas como el embalse de Santillana y la central del Navallar, cuyas prioritarias entradas en servicio eclipsaron la utilidad de esta presa.
Hoy pervive su atractiva arquitectura como reliquia de ese curioso pasado, en un paraje singular por la profundidad de la garganta del río y por la existencia de dos puentes que se habilitaron para salvar tal obstáculo, uno en plena edad Media y otro de finales del s. XIX. Tal escenario adorna el comienzo de nuestra ruta y nos entretiene un rato contemplando y documentando su mucho atractivo.
Tomamos después el camino por la margen izquierda del río en busca del conjunto de molino y batán fluviales allí existentes, medio en ruinas pero aún apreciables como ejemplo de este tipo de instalaciones ya casi olvidadas, aunque tan útiles en la España ancestral. Nuestra curiosidad se ve satisfecha y contempla con añoranza la decadencia de lugares que fueran tan productivos en otro tiempo.
Nuestra ruta transita luego por las vertientes de la garganta del río, trepando y flanqueando sus riberas según nos impone el abrupto terreno, y disfrutando a la vez de un paisaje pleno del verdor y la espesura propios del comienzo de la primavera.
Vadeamos el curso del arroyo de Navarrosillos, cuyas aguas transportan los vertidos de la depuradora de Colmenar, y continuamos camino ya por las alturas dominantes hasta bajar de nuevo a la garganta fluvial a la altura de las ruinas de un segundo molino, apenas distinguible como tal por los pocos restos que conserva y además vetados al acceso por la peligrosidad de su entorno. Hay cercana una caseta que también curioseamos y posiblemente formara parte del conjunto industrial.
Poco después llegamos al puente de la Marmota. Dicho puente es curioso por dos razones: una es su nombre, que no se debe al animal que todos conocemos sino a una derivación lingüística de otro nombre, el de un cerro cercano que por su forma orográfica se denominó del Mamotar, ya que se asemejaba en perfil al pecho femenino; y la segunda es su trazado arquitectónico, desnivelado entre sus dos extremos. Es una construcción de mediado el s. XVIII bien conservada y a partir de ella el cauce del río se abre y extiende hacia la suave geografía de los montes del Pardo, que bien se contemplan desde los pretiles del puente.
Iniciamos el retorno pasando a la otra ribera del Manzanares en franco ascenso que nos aleja del cauce del río, por cañadas que transitan entre dehesas y pastizales de explotación ganadera y en los que atraen nuestra atención rebaños que medran por estos pagos. Es momento para hacer camino y ejercitarnos como buenos senderistas, hasta llegar de nuevo a las proximidades del río donde sortearemos la carretera y contemplaremos una vez más la atractiva imagen del puente medieval como broche a la bonita ruta de esta jornada.
Arrancamos junto a la presa del Grajal, construcción de principios del s. XX realizada por Hidroeléctrica Santillana con el doble objetivo de suministrar agua y energía eléctrica a los pueblos de la cuenca del río Manzanares y barrios de la zona norte de Madrid capital, aunque compitiera en dichos objetivos con otras construcciones hidráulicas coetáneas como el embalse de Santillana y la central del Navallar, cuyas prioritarias entradas en servicio eclipsaron la utilidad de esta presa.
Hoy pervive su atractiva arquitectura como reliquia de ese curioso pasado, en un paraje singular por la profundidad de la garganta del río y por la existencia de dos puentes que se habilitaron para salvar tal obstáculo, uno en plena edad Media y otro de finales del s. XIX. Tal escenario adorna el comienzo de nuestra ruta y nos entretiene un rato contemplando y documentando su mucho atractivo.
Tomamos después el camino por la margen izquierda del río en busca del conjunto de molino y batán fluviales allí existentes, medio en ruinas pero aún apreciables como ejemplo de este tipo de instalaciones ya casi olvidadas, aunque tan útiles en la España ancestral. Nuestra curiosidad se ve satisfecha y contempla con añoranza la decadencia de lugares que fueran tan productivos en otro tiempo.
Nuestra ruta transita luego por las vertientes de la garganta del río, trepando y flanqueando sus riberas según nos impone el abrupto terreno, y disfrutando a la vez de un paisaje pleno del verdor y la espesura propios del comienzo de la primavera.
Vadeamos el curso del arroyo de Navarrosillos, cuyas aguas transportan los vertidos de la depuradora de Colmenar, y continuamos camino ya por las alturas dominantes hasta bajar de nuevo a la garganta fluvial a la altura de las ruinas de un segundo molino, apenas distinguible como tal por los pocos restos que conserva y además vetados al acceso por la peligrosidad de su entorno. Hay cercana una caseta que también curioseamos y posiblemente formara parte del conjunto industrial.
Poco después llegamos al puente de la Marmota. Dicho puente es curioso por dos razones: una es su nombre, que no se debe al animal que todos conocemos sino a una derivación lingüística de otro nombre, el de un cerro cercano que por su forma orográfica se denominó del Mamotar, ya que se asemejaba en perfil al pecho femenino; y la segunda es su trazado arquitectónico, desnivelado entre sus dos extremos. Es una construcción de mediado el s. XVIII bien conservada y a partir de ella el cauce del río se abre y extiende hacia la suave geografía de los montes del Pardo, que bien se contemplan desde los pretiles del puente.
Iniciamos el retorno pasando a la otra ribera del Manzanares en franco ascenso que nos aleja del cauce del río, por cañadas que transitan entre dehesas y pastizales de explotación ganadera y en los que atraen nuestra atención rebaños que medran por estos pagos. Es momento para hacer camino y ejercitarnos como buenos senderistas, hasta llegar de nuevo a las proximidades del río donde sortearemos la carretera y contemplaremos una vez más la atractiva imagen del puente medieval como broche a la bonita ruta de esta jornada.
4 comments
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sendaalfa Feb 4, 2019
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Information
Easy to follow
Scenery
Moderate
Ruta muy atractiva cerca de Madrid.
Totalmente recomendable
andarin3 Feb 6, 2019
Gracias por la valoración y el comentario, Sendaalfa, me alegra que hayas disfrutado la ruta.
Almudenapablo May 26, 2019
Yo la calificaría como dificil, tiene un gran tramo donde no hay sendas y haybquebcaminar a través de subidas y bajadas muy pedregosas y arenosas , puede ser fácil perderse para senderistas normales. Eso sí, las vistas son espectaculares. Nosotras hemos tardado en hacer la ruta 7 horas, y somos senderistas habituales
andarin3 May 27, 2019
Las valoraciones siempre son subjetivas y, lógicamente, dependen del grado de dificultad que cada cual encuentra en su propia experiencia. Agradezco el comentario y espero que disfrutarais de la experiencia. Un saludo senderista.